Jornadas Europeas de Patrimonio, 2004

Noticias culturales


Visita a tres plazas públicas de la ciudad de Alhama: plaza Real, el Paseo y la plaza del Rey.

08/09/2004.- El sábado, 9 de octubre, se celebran simultáneamente en nuestra comunidad autónoma las Jornadas Europeas de Patrimonio, 2004. La temática elegida para la presente edición ha sido “Plazas y jardines en Andalucía”. Como explica la consejera de Cultura, Rosario Torres, en la publicación realizada para la ocasión el objetivo de las mismas es “sensibilizar a los ciudadanos sobre los valores de su Patrimonio Histórico, participar en el desarrollo de la conciencia de una identidad europea común y fomentar la tolerancia hacia otras culturas, históricas o actuales”. En nuestra provincia las localidades elegidas han sido Castril de la Peña, Motril, Vélez Benaudalla, Granada capital y Alhama. Por ello, un grupo de cerca de 60 personas visitará nuestra ciudad para recorrer tres de sus plazas más emblemáticas: La plaza de los Presos, el paseo del Cisne y la nueva plaza del Rey. En esta actividad, coordinada por el GAbinete de Bellas Artes de Granada, colabora el Patronato de Estudios Alhameños por lo que como cicerones actuarán tanto el presidente de esta entidad Andrés García Maldonado como Hermógenes Ruiz Ruiz, miembro de número y profesor de Geografía e Historia, autores, así mismo, de la información que incluimos a continuación.

Plaza Real o de los Presos

Sin duda es el hito urbanístico referencial y dominante de la población, ya que las construcciones que la componen no son en modo alguno producto de improvisación, sino que representan la superposición y cierta nueva definición del espacio urbano tras la conquista de la ciudad y del Reino de Granada, partiendo de lo que fue plaza del mercado, de la medina musulmana, en la que se encontraba la mezquita mayor, bien comunicada con las dos puertas principales de la ciudad-fortaleza y con los barrios de la misma.
Tras la conquista, en 1482, esta Plaza, también corazón hasta entonces de la ciudad musulmana, continuó siendo el centro de la vida de la población durante siglos, concretamente hasta el traslado de la Casa Consistorial a su actual ubicación, en 1836.

El conjunto de edificios que la componen responde al diseño de una plaza mayor, tipología creada en el siglo XVI en la que por su carácter representativo debieron estar presentes los poderes político y religioso, ya que los cimientos de la monarquía moderna se asentaron en dos bases fundamentales: unidad política y unidad religiosa. Aunque para el estudioso, este espacio, pueda presentar determinadas incoherencias constructivas, su ejecución debió tener poderosas razones. De entre todos destaca: La gran torre-campanario de la iglesia parroquial de la Encarnación, junto al templo del que forma parte, dignifica y exterioriza la idea religiosa y política de los nuevos señores, poniendo de manifiesto la unidad entre territorio y religión, fundamental para definir la imagen de la monarquía absoluta. Construida durante el reinado Carlos V, su estilo es renacentista, ya que el emperador optó por el clasicismo como estilo definidor del imperio.

Por tanto, el exterior de esta fachada-torre, conforma un espacio cívico de enormes proporciones con importantes elementos simbólicos; ya que en los dos cuerpos que la coronan se encuentran blasones de gran trascendencia. En el de en medio, sobre ventanas cegadas, escudos del arzobispo Don Pedro Guerrero, y en el superior, junto a las campanas, de Carlos V. En la base la edificación existió un pilar con un programa centrado en la heráldica imperial.

Todos estos elementos eclesiástico-civiles del exterior de la torre, se alejan de diseños religiosos y se acercan a propuestas manieristas de carácter palaciego. Una curiosa construcción es la crujía que comunica el templo de la Encarnación y la sacristía del mismo, al otro lado de la calle, comunicando Baja Iglesia con la Plaza de los Presos, realizada en el siglo XVIII. En la plaza, sobre la gran ventana, aparece el emblema del jarrón con azucenas, símbolo de la pureza de María. Frente a la torre se encuentra el Pósito, edificación del siglo XVI, que presenta una portada con arco de medio punto y una representación del escudo de la ciudad en la clave de éste. Junto a la crujía está presente el edificio de la antigua cárcel, donde se encuentra el escudo de la ciudad, coloreado, y la placa fundacional.

Sabemos que en la misma línea de fachada de la cárcel estuvo la Casa Consistorial (Ayuntamiento), que se trasladó al convento del Carmen, tras la desamortización de Mendizábal. Éste espacio abierto fue lugar de manifestaciones públicas, en el que se concentraba la ciudadanía y se expresaba el poder unitario del Estado. En la actualidad sigue siendo el corazón de la ciudad musulmana y de importantes acontecimientos culturales y artísticos, como las Veladas “Alhama, ciudad de los romances”.

El Paseo del Cisne

Conocido cómo “El Paseo” y denominado del Cisne desde los últimos años de la década de los sesenta del pasado siglo, viene a ocupar gran parte de la zona extramuros que, situada junto a la alcazaba de la ciudad, se destinaba a lugar de esparcimiento y concentraciones especiales; propio para carreras de caballos, alardes militares, esparcimientos festivos, etc., tanto en época musulmana, cómo tras la conquista de la ciudad. Siglos después, tras sufrir el mismo abandono que el castillo-alcazaba, ya en 1837, este espacio que “mediaba entre el teatro y el antiguo castillo” se convierte en “un bonito paseo que se extiende de Este a Oeste, y forma tres calles con dos hileras de álamos entre las mismas,...situado en el centro de la población, además de ofrecer una importante perspectiva y comodidad, sirve de punto de concurrencia y recreo” (Madoz, 1843). De este modo, éste espléndido y hermoso lugar, situado entre el denominado Paseo de la Carrera o de Abajo, la calle del insigne Eduardo de Hinojosa, el antiguo solar del desaparecido “Teatro Cervantes” (nuevamente a punto de ser reconstruido) y el castillo, ha sido escenario, no tan sólo, de los más importantes actos masivos de la ciudad, sino de la misma vida de los alhameños durante casi ciento setenta años.

A finales de la década de los cincuenta del siglo XX, se ubicó una fuente en su centro, en la que destaca la figura de un cisne, elemento del que surgió la denominación de “Paseo del Cisne”. Desde su construcción en el siglo XIX, ha sufrido diversas remodelaciones, aunque la que más ha transformado su original gusto romántico y francés, hasta ofrecer su aspecto actual, ha sido la llevada a cabo hace tan sólo unos años. De él destaca el impresionante muro y cimentación en roca viva de lo que es conocido como “el castillo”, donde estuvo la Alcazaba de la fortaleza musulmana, un montón de escombros a mediados del siglo XIX, dándose después intervenciones que se realizaron a finales del siglo XIX y principios del XX, con un alto grado de componente romántico.

El hecho de que el convento del Carmen (siglo XVI) se construyese extramuros de la ciudad, así cómo el hecho de que el ensanche urbanístico del siglo XVII partiese de este paseo, junto a la toponimia de la calle denominada Adarve Remedios (donde todavía existe un paño de la antigua muralla), y encontrarse no lejos de la que se denominó puerta de Málaga, nos ratifica que su amplitud proceda de la época del reino nazarí de Granada.

Plaza de Alfonso XII

Popularmente conocida por la del Rey, ocupa el espacio central del nuevo barrio que se construyó en la denominada Hoya del Ejido, en la zona norte de la población, entre las carreteras de Granada y Loja, tras la enorme catástrofe que produjo el terremoto de la noche de Navidad de 1884, de trágico recuerdo en toda la comarca; las muertes y destrucción que provocó, movilizaron a todo el país, incluido el rey Don Alfonso XII. Éste visitó la ciudad de Alhama estando gravemente enfermo (murió aquel mismo año de 1885), pero esta circunstancia no le impidió poner en marcha una impresionante labor en pro de la construcción de viviendas (no sólo en Alhama) que paliasen el efecto destructivo del seísmo, convirtiéndose así en el símbolo de la singular solidaridad mundial que se produjo.

Se trazó un plano de veintidós manzanas, distribuidas en diecinueve calles, con una gran plaza central, a modo de plaza mayor, en la que destaca la iglesia neo-románica-gótica, con sus escuelas, cómo elemento culminante de la perspectiva de la calle Reina Regente (también calle Ancha), arteria principal del nuevo barrio que, partiendo de la actual Plaza del Duque de Mandas, finaliza en éste impresionante espacio en cuyo centro se alzó, hasta los años treinta del siglo XX, la estatua del monarca, repuesta e inaugurada en septiembre de 2003. Destacan sus calles rectas y cruzadas a escuadra, formando manzanas, lo que recuerda tanto al urbanismo clásico cómo al renacentista (Santa Fe), cuyas casas fueron edificadas con la ayuda económica de instituciones, regiones y provincias de la época; así podemos encontrar las calles Cataluña, Granada, o Málaga. Son casas de planta baja y primera, con tejados a dos aguas con alero de madera, y con los elementos decorativos de puertas, ventanas, zócalos y esquinas hechos con ladrillo macizo. Su fisonomía recuerda, salvando las distancias, la arquitectura industrial de fines del siglo XIX.

Texto: Andrés García Maldonado y Hermógenes Ruiz Ruiz
Fotos: Antonio Arenas