José Antonio Arias, un rey mago de carne y hueso

Santa Cruz



La cabalgata repartirá a todos los niños de la localidad los juguetes enviados por el empresario emigrado. 


Diciembre 2001.- En estos días los niños sueñan con los Reyes Magos. En Santa Cruz del Comercio, además, con su paisano el empresario José Antonio Arias. Y es que su deseo de que ningún niño de esta población se quede sin juguetes en estas fechas se ha convertido en una tradición que ya ha cumplido los tres lustros. 

Varias semanas antes de esta celebración parte del pueblo alicantino de Castalla un vehículo cargado de juguetes para el centenar de niños de Santa Cruz. Balones, peluches, muñecas, juegos educativos y de todo tipo que esperarán pacientemente la víspera de Reyes en que serán repartidos en el transcurso de la cabalgata organizada por el Ayuntamiento. Este año, como el pasado, la comitiva partirá a las cinco de la tarde de la Casa Consistorial para dirigirse en primer lugar a Valenzuela, anejo de esta población, y después al cortijo del Molino Vega, donde se crió la familia Arias. Por último, recorrerá las principales calles de Santa Cruz. En cada uno de estos lugares se detendrá para entregar a los más pequeños los anhelados juguetes.

De esta manera se cumplirá un año más el deseo de este emigrante santacruceño que partió en una “vespa”, junto a su hermano Paco, y, que en la actualidad, dirige varias empresas de juguetes y joyerías en esta región, así como un almacén “multiprecio” en las Palmas de Gran Canarias desde donde distribuye al por mayor unos 18.000 artículos por todo el archipiélago. Siempre ha mantenido en su recuerdo aquellos escasos pero prácticos regalos que los Reyes dejaban para él y sus hermanos. “Cuando era pequeño – rememora- vivíamos en el cortijo del Barranco y nos traían caramelos, mantecados, y, en algunos casos, zapatillas para ir al campo a trabajar, pero no juguetes, por ello, me propuse hacer lo que estuviera en mi mano para colaborar para que a otros críos no les ocurriera como a nosotros”.

Difíciles comienzos

Los comienzos fueron difíciles para este empresario que el próximo abril cumplirá los 56 años pero que no olvida sus raíces granadinas. Cuando se marchó de su pueblo en 1967 tuvo que alojarse en la vivienda de unos amigos y más tarde en una casa de hospedaje de un paisano. Trabajó en distintos oficios tales como panadero o taxista al tiempo que su mujer hacía vestidos de muñecas con los trocitos de tela que tiraban los talleres textiles y que luego él vendía con una moto prestada. Sin embargo, la suerte le ha sonreído y por ello este año vino andando desde Onil para cumplir su promesa de traer un Belén para su parroquia y, como en los últimos años, hace varias semanas envió su remesa de juguetes para los niños y niñas de Santa Cruz, “para que ellos tengan lo que yo no pude tener en mi infancia”, aclara. Además, de esta población de la comarca de Alhama también envía juguetes a un pueblo de Castellón y a varios colegios de otras provincias. Los primeros años el centenar de lotes de juguetes era repartido por sus primos los panaderos Juan Miguel y Pepe. Más tarde asumió esta función el ayuntamiento que los ha entregado en el propio edificio o como en los últimos años durante el recorrido de la cabalgata, casa por casa. José Antonio reconoce que no estará presente pero se sentirá dichoso al pensar en la felicidad que sentirán los niños de su pueblo que normalmente le han agradecido estos juguetes con cartas y dibujos y que él considera la mayor de las gratificaciones.