Alhama, mon amour

Reportajes



La “ciudad de los Tajos” vista por un periodista francés.


Octubre de 2000.- Teófilo Gautier, en su viaje por España, pasó por Alhama en julio de 1840. Sus impresiones las plasmó en su libro “Tras los montes” (1843). Los pasajes dedicados a la “ciudad de los Tajos” fueron seleccionados y explicados por Inocente García Carrillo en su publicación “Alhama vista por un extranjero”. Un siglo y medio después unos compatriotas, merced al hermanamiento de esta ciudad con la localidad francesa de Bagnères de Bigorre (9 de septiembre de 1993), han recalado en Játar. Sus impresiones y vivencias no tienen nada que ver con las del maestro del romanticismo.

Thierry Dupuy como Gautier es periodista –trabaja en el diario regional “La Depêche du Midi”- y ha nacido en el sur de Francia. También comparte su afición por los toros pues fue ésto lo que trajo a su casi paisano y a su amigo Eugène Piot a tierras del sur ya que querían presenciar a Montes “El Chiclanero” en el estreno de la nueva plaza de Málaga, en tanto que él quiere especializarse en la prensa taurina gala. Por su parte, Dupuy se ha acompañado de su mujer y de otras dos parejas de amigos, incluida la prole, y se ha instalado en una casa a la entrada de Játar, propiedad de Ana Martín Navas para desde allí visitar Málaga y presenciar una corrida de toros en la que estaba en cartel el diestro Enrique Ponce. De otro toro tienen un recuerdo menos agradable. “El primer día que llegamos acababa la feria de Játar y una vez finalizados los fuegos artificiales salió un toro de fuego que arremetía contra la gente y a nosotros nos quemó a todos la ropa”, comentan entre expresiones dubitativas pues no comprenden cómo no existe una distancia de seguridad entre las gentes y el espectáculo pirotécnico.

Un diez

Pese a todas estas coincidencias el resto de las vivencias son totalmente antagónicas. Mientras que Gautier se queja de la posada del alhameño Pedro Trassierra Conde, de las altas temperaturas y de “la tortilla de tomates sin demasiadas plumas para ser a la española”, Thierry y sus camaradas otorgan la nota máxima a la casa jatareña donde se han alojado, pues “es preciosa, con jardín y piscina, y muy fresca”, así como, de los platos típicamente españoles que han probado “aunque nos hubiera gustado encontrar algún sitio donde sirvan cordero y no sólo choto”. El “camino de herradura malo” se ha trastocado en modernas autovías, como la A-92, que les ha permitido conocer la Mezquita de Córdoba, e incluso la red secundaria que les ha llevado por unos “bellísimos paisajes” a Loja para disfrutar de su feria, a las playas de Nerja o a Granada para conocer la Alhambra.

De Alhama, de la que dijo Gautier, estaba “colgada de una roca o pico como un nido de águila” les ha sorprendido “sus paisajes, su balneario, la cordialidad de sus gentes y, sobre todo, sus tajos”. Prueba de ello es que han adquirido dos cuadros de pintor Ramón Moya, en la que pueden apreciarse esta caprichosa ubicación. De una amena charla, regada con el típico Ricard, todos coinciden en señalar “el halagüeño futuro para el turismo rural, siempre y cuando se sepa mantener todo aquello que nos distingue”.