¿De qué se ríe usted?



No hago la pregunta con tono desabrido y el rostro adusto, ni con ánimo de iniciar un debate agrío y polémico.

 Se trata más bien de una pregunta destinada a saber el tipo de persona que es usted, o mejor dicho, el tipo de persona que revela su risa. Naturalmente cuanto a continuación voy a exponer carece por completo de cualquier constatación científica y no son más que divagaciones, uno de los géneros en los que me muevo con más facilidad, de un “philosopho de lo cotidiano”, ciencia que, por carecer de titulación oficial, está al alcance de cualquiera, como resulta más que obvio dado el caso de que la profese un indocumentado como yo.

 Pero insisto, ¿de qué se ríe usted? No es lo mismo hacerlo con unas cosas que con otras y en este lugar bendecido por quien al cargó esté de estas cosas, ha sido común hacerlo, reírse, de los demás más que de uno mismo, de las desgracias ajenas que de sus momentos de fortuna, Aquí se da mucho, o se daba, el tomar al tonto del pueblo ( escribo estas palabras pidiendo perdón de antemano y con dolor) como blanco de bromas, invectivas y burlas, para solaz del señorito de turno o de lo más parecido a la especie que por los alrededores hubiera. En otra mirada ya hablé de ese cateto de pueblo con su boina y sus pantalones de pana del que tanto juego cómico, que no humorístico, han sacado dos actores y “humoristas” que los de mi generación recordamos, pero para los más jóvenes resultan casi desconocidos, me refiero a Pajares y Esteso, que ridiculizaban a “los de pueblo”, para divertimento de gentes de ciudad, que también estaba y está de moda.

 Y, sin embargo, reivindico la risa como terapia e incluso como arma. Quienes recordamos la revista El Papus, sabemos que el humor puede ser, como la poesía, un arma cargada de futuro y que el poder, todo tipo de poder es un blanco legítimo para la ironía y el humor, e incluso para la burla.
 
 Reírse de los defectos físicos de las personas revela una forma de ser muy próxima al sadismo y nunca, en ningún caso, creo que deba ser usado en la lid política, desde un punto de vista ético y moral, el único al que yo puedo apelar. Lo cual no implica que deba ser prohibido, salvo en caso de que entre de lleno en lo delictivo. Afortunadamente parece que la ley mordaza está en trámites de derogación con lo cual podremos hacer chistes y chascarrillos contra el poder con más tranquilidad.

 Existen, risas sanas, alegres que llenan el alma, o eso que solemos llamar alma por comodidad, de alegría, de ganas de vivir, de entusiasmo vital. Por contra existen otras risas que hielan la sangre, que ofenden, que hieren. Quien ha compartido un buen rato de risas entre amigos sabe a lo que me refiero y quien ha visto la sonrisa del presidente del gobierno después de un recorte, o la de Moreno Bonilla, autor material del mayor recorte contra los dependientes de la reciente historia de nuestro país, sonriendo y poniendo cara de bueno, también sabe de lo que hablo.

 Arma cargada de futuro, terapia para soportar la vida o para disfrutarla a veces, la risa es algo que debería ser enseñado en los centros docentes, quiero decir dedicar horas lectivas a la risa, la música, el arte...horas para que los niños sepan entender que la vida también puede ser amable y que reírse de quien es diferente, cualquiera que sea su diferencia no te convierte en más hombre o más mujer si no, directamente en un poco más canalla. Ahora estoy hablando completamente en serio y no me tomo a risa el acoso escolar.

 Algunas cosas, algunas gentes, merecen todos mis respetos, mientras que otras cosas y gentes me provocan una risa, sana y reconfortante.

 ¿De qué me rio yo? Básicamente de mí mismo, de los chistes de Forges y de todos los que se toman demasiado en serio a sí mismos. Como decía el anuncio: Lo normal para un perro.