El arte de pingonear



 O pendonear, que es andar sin necesidad ni provecho de un sitio a otro, como lo define la RAE.

 El concepto de trabajo, de esfuerzo, de echarle horas a las cosas, de sudar, y fatigosamente ganarse el pan está más que firmemente asentado en nuestra cultura, tal vez desde ese bíblico ganarás el pan con el sudor de tu frente; y sin embargo creo que está supervalorado. No estoy defendiendo el no trabajar ni esforzarse, ni mucho menos, sino la necesidad de que ese trabajo y ese esfuerzo sea el menor posible para obtener el mejor resultado. Y dedicar de vez en cuando un día o una tarde siquiera al arte de pingonear, que en el fondo no es otra cosa que la necesidad de “hacer algo infructuoso de vez en cuando” como lo define una buen amiga, amiga que, por otra parte es una de las personas más trabajadoras que conozco.

 Salir la calle, ver tiendas, tomarse una cerveza o lo que se tercie, sentarse en un banco a ver pasar a la gente o a simplemente , constatar que se está vivo, ser consciente de eso, de que se vive, Dejar vagar la mente en uno y mil pensamientos, ver bullir la vida alrededor...y un sinfín de cosas más que se pueden hacer en ese no hacer nada o casi nada que es el arte de pingonear, que, como poco, implica el dejar el sofá y andar de aquí para allí, lo que es realmente sano, según sabe todo el que lo practica por prescripción facultativa. Perder el tiempo, lo he dicho más de una vez, es el mejor modo de ganarlo.

 Es en ese tiempo de ocio, en el que se deja vagar libremente el intelecto cuando surgen las mejores ideas para resolver problemas, solventar asuntos, escribir novelas o pintar cuadros. Lógicamente luego el proceso creativo de resolver el problema, solventar los asuntos, escribir la novela o pintar el cuadro necesita de su tiempo de trabajo; pero la inspiración también te puede pillar cuando no estás trabajando. Por otra parte lo eficaz es realizar el trabajo que se tenga que hacer de la mejor manera en el menor tiempo posible, como saben todos los encargados de controlar tiempos de trabajo en determinadas ocupaciones y no por trabajar más horas que los alemanes estamos mejor los españoles; sí, efectivamente nosotros trabajamos más horas que los alemanes, pero no somos más ricos que ellos, por usar una forma de hablar fácil de entender. No sé la razón, no soy experto en cuestiones de efectividad laboral, pero creo que se trata de trabajar menos, pero trabajar mejor y de adecuar nuestros horarios a los usos y costumbres de nuestro entorno europeo en el cual se dispone de mucho más tiempo libre, tiempo de ocio, tiempo de pingoneo, que por estas tierras del sur de Europa que habitamos. Además de en productividad los expertos afirman que también nuestra salud mejoraría. Y el cambio no sería traumático, bastaría con poner los relojes como estaban antes de que Franco, en 1942 adelantara sesenta minutos la hora oficial para que coincidiese con la alemana.

 Mientras las mentes preclaras de nuestros gobiernos estudian o no estudian esos cambios para que seamos más productivos con menos trabajo ( creo que lo que les interesa es que seamos muy baratos y lo demás es irrelevante) lo que sí podemos hacer nosotros es dedicarnos, de vez en cuando a pingonear o pendonear, que de la dos formas puede llamarse, ocupación que redunda en salud, bienestar psicológico y que además, resulta de lo más barato pues solo gasta suelas o, si se quiere el mínimo precio de una cervecilla fresquita o un refresco refrescante con los cuales reponer las sales minerales que el sudor de la deambulación hace perder.

 Tal vez esto no resuelva los problemas que afectan a nuestra patria, pero estoy convencido de que perder un poco el tiempo si puede hacer que perdamos de paso ese gesto avinagrado que las más de las veces solemos poner, o nos pone las decisiones del gobierno, por hablar con propiedad.