La casa del cobertizo


 No creo que deba haber una razón especial para leer, aparte del goce de la lectura, del disfrute que leer un libro proporciona; pero, hay libros, que además de ese disfrute, consiguen que siga confiando en la humanidad.

 En la humanidad y en la bondad de la gente, de la mayor parte de la gente. Y esto es lo que me ha pasado con la “Casa del cobertizo” del autor granadino Mustapha Busfeha García, obra de la cual los lectores de Alhama Comunicación ya tienen referencias a través de la entrevista que Antonio Arenas le hizo para esta casa. Es una extraordinaria novela no porque hable de Granada, Arenas del Rey o Alhama de Granada o porque nos acerque a personajes de nuestra historia, que también por eso; pero ante todo lo es porque nos habla de una historia de amistad, de verdadera amistad entre gentes de diferentes credos religiosos, musulmanes, judíos y cristianos y de cómo, esa amistad y el amor, también el amor está presente, pueden servir como algo en lo que apoyarse cuando todo parece venirse abajo, cuando el mundo conocido se derrumba ante los ojos de esos granadinos que tuvieron que renunciar a su fe, costumbres y cultura o abandonar su tierra.

 No es en modo alguna una novela maniqueísta y los “buenos” y los “malos” que en ella aparecen se reparten entre todos los credos y todas las clases, como efectivamente ocurre en la vida real, y sí es una obra con la que disfrutar de su lectura y de los conocimientos que a través de la misma se adquieren sobre nuestra historia, sobre personajes de la misma que nos son presentados en toda su humanidad: Boabdil prefiriendo entregar Granada y la Alhambra antes que verlas destruidas, el Conde de Tendilla intentando garantizar una pacífica convivencia entre antiguos granadinos y nuevos granadinos, entre musulmanes y cristianos., Cisneros, que por la época aún no era cardenal complicando estas relaciones, El Gran Capitán forjando su leyenda ...grandes y pequeñas historias se suceden ante los ojos del lector que recorrerá palacios y chozas, campos de batalla y “hamanes” y conocerá un poco mejor nuestra historia no tan antigua.

 Además Mustapha Busfeha es un magnífico escritor que domina los recursos de la narración y sabe despertar en casi cada página el deseo de continuar con la lectura de la obra; no se trata únicamente de que sea una obra interesante y llena de humanidad, es que además está escrita con la maestría del novelista autentico. Hay mucha gente que sabe escribir bien, pero para ser un auténtico novelista se precisan otras virtudes que el autor de “la casa del cobertizo” tiene, sin duda alguna: Amor por la historia que está escribiendo, una profunda investigación y documentación y, sobre todo, ese algo especial capaz de enganchar al lector y que se tiene o no se tiene, y que no se adquiere en sitio alguno que no sea ante la soledad del folio en blanco, o de la pantalla del ordenador en blanco y las muchas horas de trabajo.

 Únicamente con buenos sentimientos no se puede levantar el edifico de una gran novela, se necesita además ser capaz de trasmitir esos sentimientos, de llegar al corazón del lector, a través de su interés por la trama a la que asiste; y una forma de hacerlo es mediante la creación de personajes literarios llenos de humanidad, de verdadera humanidad con virtudes y defectos, con pasiones y deseos, y todos y cada uno de los personajes que habitan esta “Casa del Cobertizo “ y esa Granada recién entregada a los cristianos son, ante todo, personas capaces de hacer sentir al lector su simpatía o antipatía, pero ninguno lo deja indiferente.

 Creo que esta novela es una buena recomendación en unos tiempos como los actuales, muy complicados y llenos de fanatismos de todo tipo, en los que conviene recordar, en palabras del propio autor: ”Lo que modestamente he pretendido transmitir en ella es la igualdad de todos los seres humanos más allá de sus creencias, su lengua, o sus costumbres. El triunfo del amor sobre todo aquello que pretende dividir al género humano. “Todos los seres humanos son iguales como los dientes de un peine” diría el profeta Mohamed; mi admirado Mohamed Chakor en: “La vigencia del mensaje de Ibn Arabí” no podría definir mejor lo que pretendo hacer llegar en la novela: “Ni oriente ni occidente, ni norte ni sur, antes que nada, la Humanidad, solo la Humanidad, una e indivisible”.

 La casa del cobertizo es una de esas obras que conviene leer e incluso releer, estoy seguro de que cada lector encontrará su razón para leerla y releerla, si es que se necesita una razón para leer, mas allá del puro placer de la lectura.