Madres-taxi


 Florecen los almendros y los campos van adquiriendo todas las tonalidades del color verde que preludian la primavera, pero muchas mujeres apenas tienen tiempo de gozar del sencillo placer de contemplar el paisaje con algún sosiego.

 Este domingo se celebra el día de la mujer trabajadora y las mujeres a las que dedico este artículo son doblemente trabajadoras por trabajar fuera y dentro del hogar familiar, esas son las madres-taxi del título. No pienso caer en el tópico de afirmar que todas las mujeres son trabajadoras, porque sé perfectamente que no es así, no imagino a quien en su trabajo se dedica a jugar, con el delantal puesto, fregando platos, por ejemplo. No. Existen mujeres y hombres que trabajan fuera y dentro de casa y existen otras mujeres y otros hombres que no lo hacen. Ni dentro ni fuera por más que acumulen sueldos.

 Me comentaba hace días una amiga que acabada su jornada laboral, reinicia la jornada del hogar que incluye el traslado de su prole, toda la prole, “porque las que no tenemos ayuda, cuando salimos, llevamos a toda la prole” a las distintas actividades extraescolares que los niños de hoy deben afrontar para de adultos poder competir en una carrera cada vez más larga y complicada para encontrar un trabajo digno, acorde con sus calificaciones y, a ser posible, en nuestro país. El coche se convierte en guardería, sala de juegos, sala de espera y comedor, más o menos y las madres-taxi pasan de aquí para allá sabiendo que después aún queda un tiempo de trabajo extra, una vez llegados a casa. Para quien se pregunte cómo es posible conjugar el mucho trabajo con perder el tiempo charlando conmigo, les recordaré las palabras de un escritor, Manuel Vicent, que dijo de otro escritor y Manuel, también, que “Montalbán es capaz de escribir cuatro libros distintos mientras hace una paella.” Del mismo modo cualquier madre-taxi es perfectamente capaz de hacer varias cosas a la vez, wapsear, una de ellas, única forma de que el día de de sí. Para lo que durante la semana no ha quedado resuelto, ahí está el fin de semana en el cual poder seguir trabajando.

 Quien me lee con alguna frecuencia sabe que no creo que el trabajo sea ni un derecho ni un deber sino una necesidad, hay que hacer cosas para cambiar el entorno hostil adecuándolo a las necesidades humanas y quien no tiene con qué sustentarse tiene que vender, alquilar o poner a producir su fuerza de trabajo e inteligencia para obtener su sustento. Y en nuestra sociedad es muy difícil que una familia salga delante solo con un sueldo. Dejo constancia de que en ese “solo un sueldo” no hay referencia alguna a quién debe ganarlo.

 Sí creo que quien gobierne en ese futuro gobierno que ha de salir tras las elecciones debería tomar en cuenta que lo de la conciliación de la vida familiar y profesional debe ser algo más que un posible y convertirse en una realidad, de forma que los dos miembros de la pareja tengan la oportunidad de realizarse con el trabajo, de disfrutar de la familia y de compartir las tareas de casa, que, tampoco son ni derechos ni deberes, sino cosas que hay que hacer para habitar en un entorno confortable. Y también, debe quedar algún tiempo para el ocio, para disfrutar de actividades, tener aficiones, o, simplemente no hacer nada, que también es necesario, de vez en cuando.

 Mientras tanto, seguiremos viendo pasar a las madres-taxi y cocineras, planchadoras, fregantinas, enfermeras, psicólogas, cuidadoras y lo que haga falta, en su supuesto tiempo de ocio, y funcionarias, restauradoras, maestras, medicas, emprendedoras, camareras... en su tiempo de trabajo.

 Un saludo a todas las mujeres trabajadoras.