Trabajar no libra de la pobreza



 Según un informe elaborado por Comisiones Obreras, del que da cuenta un diario digital bastante conservador, somos de los trabajadores más pobres de Europa.

 Trabajador pobre es una redundancia, no conozco a nadie que, únicamente con su trabajo honrado, haya acumulado un patrimonio que permita alejarse del mundo laboral por la puerta grande, que es la de no regresar más a él. Mis último datos, aportados por un antiguo profesor, sobre el patrimonio preciso para poder vivir sin trabajar, entendiendo por trabajar ejercer una actividad remunerada son antiguos y situaban ese patrimonio en 100 millones de pesetas que redondeando a la baja son 600.000 euros de ahora mismo.

 Pero lo que viene a denunciar ese informe es que, en la España de ahora, los trabajadores, en su gran mayoría, no ganan lo suficiente para poder dejar de ser considerados como pobres, que es una cifra bastante modesta, por otra parte; en torno a los 7.000 euros anuales, más o menos alejan a quienes lo ingresan del estigma de ser considerado pobre, pero no lo acercan a una vida propia de lo que se llama ser rico, que según los datos consultados implica un patrimonio de 680.000 euros.

 Más que de ser rico o pobre yo distingo entre poder llevar una vida decorosa o no poder llevarla. Esto de una vida decorosa es una vida que se pueda llevar sin entrar en conflicto con la propia dignidad de cada uno, lo cual implica comer varias veces al día, llevar ropa limpia y según los gustos personales habitar una casa con agua corriente, electricidad y gas y, sobre todo, poder respetarse uno mismo. Cierta libertad y auto respeto es algo que considero esencial para poder mantener la dignidad. Lo que viene a reflejar ese estudio de Comisiones Obreras es que en España hay muchos trabajadores que, aun trabajando, no alcanzan esos 7000 euros anuales que alejan de ser considerado pobre. Entre 14 son 500 euros mensuales (aclaro que estos datos están calculados para una sola persona, en caso de ser familias la cifra es superior) cifra que queda bastante por debajo del salario minino. Las reformas laborales y otras actuaciones del gobierno nos han llevado a límites de pobreza, solo superada en la UE por Rumanía, siempre según el informe de referencia. No es un buen dato el que tener trabajo pagado no garantice una vida mínimamente decorosa, dado que quienes desempeñan los trabajos peor pagados y considerados no suelen disfrutar de ese trabajo de forma especial, ni obtener satisfacción o recompensa ajena al salario que los enajena. Y curiosamente, esos trabajos suelen ser los más necesarios para el bien común. Quienes en su trabajo además del sustento gozan de otras satisfacciones asociadas al trabajo mismo, ya sea prestigio, desempeño de una vocación o cualquier otra causa que haga el trabajo remunerado grato, pueden ser menos pobres con el mismo salario que quienes con su quehacer apenas alcanzan para satisfacer las necesidades más básicas y esenciales. Mientras no se consiga que todos podamos disfrutar de algo tan básico y cotidiano como el pan de cada día, a ser posible acompañado con algo más, siquiera sea aceite, las recuperaciones de la economía son meros espejismos, cuando no delirios o, me temo que sean eso, más que otra cosa, cuentos para adormecer conciencias. Pero es sabido por nuestros padres en algunos casos y por nuestros hijos en otros, que con hambre se duerme muy mal. O no se duerme.