Solo teníamos una



Hubo unos tiempos en los que eramos felices e indocumentados y nuestro ocio se repartía entre la calle, los tebeos, que entonces no eran comics, y la tele.


 Recién llegado a Alhama solo teníamos una tele pública con dos canales eso si y los opinadores autorizados en tales asuntos pensaban, y así lo publicaban, que era una vergüenza que en España hubiese solo una tele, que encima era muy,muy  mala, que cuando llegasen las teles privadas nos daríamos cuenta de lo que nos estábamos perdiendo en cuando a calidad , excelencia, virtud suprema y otras maravillas que de la mano de las televisiones privadas llegarían.

 Y llegaron en los años noventa a Alhama las televisiones privadas que nos trajeron al pesadísimo de Steve Urkel, las corbatas chillonas de Carrascal y sus críticas al gobierno y las mamachicho de telecinco, que llegaban tarde; en España fue tras la muerte de Franco cuando se destapó el furor erótico , que junto con el afán de libertades, hacia tantos años como tuviese uno por esa época, que estaba tapado.

 ¿Urkel, corbatas chillonas y tetas era lo que esperaba el país desde el punto de vista televisivo? Pues parece ser que si, me temo, dado que han pasado ya unos cuantos años, y salvo la desaparición de las mamachichos, todo sigue más o menos igual televisamente hablando en lo que a las privadas se refiere.

 La situación actual es que disponemos de un buen número de canales que ver, con una calidad técnica excelente, gracias a la televisión digital terrestre, pero con unos contenidos que resultan francamente mejorables si empleamos un lenguaje políticamente correcto y algo elegante; si nos dejamos llevar por el lenguaje que suelen usar algunos en ciertos programas, usaríamos terminos más contundentes para calificar algunos programas que están en la mente de todos.

 Da la sensación de que todo esté permitido, de que la elegancia, el buen gusto o la simple educación y corrección sean cosas de otra épocas. Ciertamente añoro algunos programas de mis años infantiles; pero me temo que los añora el niño que fui y que el adulto que ahora soy no los vería con la misma  mirada. 

 No diré que antes la tele era mejor, digo,simplemente que algunas cadenas privadas, que están en el ánimo de todos, causan cierta estomagante desazón en su afán de atraer televidentes a cualquier precio. Por suerte los anunciantes saben que no todo vale.