Todo por la blanca


 Lentas trascurrían las horas desde la diana a la retreta en el cuartel, lentos los días, lentas las semanas... esperando el reencuentro con la blanca. Al menos  es lo que supongo que les debió pasar a los jóvenes de los 20 reemplazos  que desde que regresé a Alhama, pasaron por los cuarteles.

 Confieso que de este tema de historias de la mili, mi información es puramente teórica, ya que me libré por ser excedente del contingente, cosa que siempre lamento en esa parte de las varoniles conversaciones en las que salen a relucir las anécdotas del servicio  militar y yo no tengo nada que contar. 

 Por lo demás y dado que mi interés por las armas no pasa de su aspecto decorativo o de coleccionismo   nunca lamenté no haber hecho la mili.Reconozco,eso si, que en otra épocas, para algunos mozos pudo ser útil salir de su pueblo, y aprender algunas cosas como leer ,escribir y conducir. Pero esto referido a esa España subdesarrollada, de fusiles máuser de cerrojo y en la cual la pieza más importante de equipo del soldado era la "teja elevadora" o cuchara. Hoy nuestro país es totalmente diferente y los retos a asumir por nuestro ejército son otros, dada su presencia incluso en misiones internacionales, como es el caso de los  soldados que ilustran esta mirada, en la segunda foto, destinados en Libano.

 Por tanto , cuando el 8 de noviembre del año 2000 se celebró el ultimo sorteo  de soldados de reemplazo, confieso que me alegré, ya que siempre he sido partidario de un ejercito moderno, profesional y preparado realmente para afrontar las misiones de defensa de nuestra patria y constitución. Llevamos pues 11 años sin mili obligatoria y es otra de las cuestiones en las que hemos mejorado todos, el Ejército que se ha profesionalizado y las gentes del común que si lo desean pueden ingresar en la milicia pero no es una prestación obligatoria. Y las mujeres que han podido acceder a un ámbito que les estaba totalmente vedado.

 Se han perdido las tradiciones de las fiestas entre los quintos para celebrar que lo habían medido a uno, las despedidas de los amigos que al día siguiente partían a sus Centros de Instrucción de Reclutas, el "viva la quinta del..." y habrá gente que añore la disciplina que en los cuarteles se aprendía, eso que se llamaba volver "hecho un hombre", pero yo estoy convencido de que para hacerse un hombre basta con vivir los años suficientes, para unos más,para otros menos y que la disciplina que no se haya inculcado a un niño a la edad de cuatro años, difícilmente se le  inculcará después. Es en el propio hogar donde se forma el carácter del futuro ciudadano.

 También es cierto que se dice que las amistades de la mili son intensas y que todos los que cuentan historias de la mili, lo hacen con cierta nostalgia, tal vez de la juventud perdida más que de la mili en si, pero yo, si he de ser sincero no tengo sensación de haberme perdido nada. A fin de cuentas, cuando preguntaba a un amigo de permiso por la mili, siempre me decían lo mismo, " no está mal, pero mejor que no vayas"