Todos los alhameños debemos sentirnos orgullosos del escudo que representa a nuestra querida ciudad y, por lo tanto, a todos los alhameños. Desde el mismo, más de quinientos años de historia nos contemplan. No dejemos de acercarnos a su hermoso y fácil conocimiento e interpretación del significado de los elementos que lo constituyen.
Todos los alhameños debemos sentirnos orgullosos del escudo que representa a nuestra querida ciudad y, por lo tanto, a todos los alhameños. Desde el mismo, más de quinientos años de historia nos contemplan. No dejemos de acercarnos a su hermoso y fácil conocimiento e interpretación del significado de los elementos que lo constituyen.
Fantástico y heroico caballero de leyenda que descolló en Alhama, que Inocente García Carrillo, partiendo del “Libro de los repartimientos”, confirma que, entre otras propiedades, tuvo la del Molino Mochón, en “El Vadillo” alhameño. Fue el que llevó a cabo, partiendo de Alhama, la histórica aventura de colocar las palabras “Ave María” en la puerta de la mismísima mezquita mayor de Granada.
La primera vez que vino a Alhama fue acompañando a Fernando el Católico, a socorrer y abastecer la ciudad. Bendijo sus tres mezquitas en iglesias y, en nombre de la reina, las dotó de sus enseres necesarios para el culto.
Somos descendientes de los que ganaron aquella guerra. Hemos permanecido en este lugar y narrado su historia desde crónicas cristinas durante siglos. Pocas han sido las excepciones a esta realidad, entre estas está el relato que nos ofreció, finalizando el siglo XIX, un gran orientalista, catedrático de la Universidad de Granada, que lo hizo desde crónicas musulmanas, Leopoldo de Eguílaz Yanguas.
Hoy, 28 de febrero de 2015, hace exactamente 533 años que los alhameños musulmanes, que tanto valor demostraron en la defensa de lo que era su población, se vieron derrotados. En honor y homenaje a aquel demostrado amor que nuestros paisanos moros de aquel momento le tuvieron a esta tierra que justamente era la suya, voy a referirme hoy a una de las pocas satisfacciones que tuvieron, entre tantas derrotas que les infringieron los cristianos durante aquellos años, como fue la actuación y victorias de El Zagal, "El valiente", sobre los castellanos en el año de 1485.
Iñigo López de Mendoza, conde de Tendilla, de exquisita formación humanística y militar, fue, ha sido y será un alcaide de verdadera leyenda para Alhama y la Historia. Y no tan sólo por la idea del “papel moneda”, que casi es anecdótica, aunque con enorme proyección y relevancia para nuestra ciudad.
Luis Fernández Portocarrero, otro excepcional personaje para nuestra Historia. Culto, con formación renacentista y una interesante obra literaria. El más joven alcaide de Alhama, demostró sus dotes para la guerra y para la oratoria, pronunciando una arenga en Alhama para descontentos y asustadizos que ha pasado a la Historia.
Participó y fue decisivo en la elección de Alhama para ser atacada. Igualmente en la de su defensa y conservación. Destacó entre los heroicos e históricos caballeros relacionados con la ciudad y fue su primer alcaide. Los Reyes Católicos siempre reconocieron y destacaron su ejemplar lealtad y probada valentía.
Numerosas poblaciones de España se disputan su nacimiento. A los madrileños se les llama “gatos” por él. Todo comenzó por el heroico asalto a Alhama. Su histórica participación en la guerra de Granada está en la Leyenda.
Aquella noche de la batalla “Tenebrosa”, como se denominó a la de la pérdida de Alhama, él se encontraba fuera, con permiso real, en las bodas de su hermana. Hubo de sufrir por la pérdida de toda su familia y de la plaza, de la que era su alcaide. Muley Hacén consideró que no había sabido guardar bien tan preciada ciudad-fortaleza, por lo que mandó cortarle la cabeza. Este fue el triste sino del último alcaide moro alhameño.