La cueva de Zafarraya durante la prehistoria reciente



 Importante y muy oportuno fue el trabajo “La ocupación de la Cueva del Boquete de Zafarraya (Alcaucín, Málaga) durante la Prehistoria reciente” de María del Carmen Castillo Rivas, concluido en 1995.


La cueva de Zafarraya durante la prehistoria reciente
“Alhama, histórica”
Andrés García Maldonado

 Si la pasada semana recogíamos un trabajo de Cecilio Barroso sobre la Cueva de Zafarraya, la que el descubrió, y la mandíbula del Neandertal, adentrándonos en unos 40.000 años atrás, hoy creemos oportuno concluir por nuestra parte esta serie de notas e informaciones divulgativas de nuestra historia comarcal en lo que al Neolítico se refiere, con la aportación de María del Carmen Castillo Rivas con indicado trabajo.

 Lógicamente, nuestra investigadora hace especial referencia sobre la privilegiada ubicación del yacimiento en un paso natural como es el puerto del Boquete de Zafarraya, como vía de comunicación desde el litoral hasta las tierras del interior. Concretándonos igualmente la situación u altitud de la cueva (1170 m.) así como la orientación meridional, lo que la convertía en idónea y confortable como refugio para el hombre a pesar de sus dimensiones nada amplias.

 También incide en que “el paraje de sierras, con alturas siempre por encima de los 900 m. de altitud sobre el nivel del mar, depara una crudeza climática de fuerte componente continental, en ocasiones con inviernos bastante rigurosos. Respeto al paisaje vegetal hay que considerar la posibilidad de que hubiera existido una vegetación más variada que la actual debido, principalmente, a la altitud y a una mayor humedad en el ambiente. Esta masa forestal se manifestaría en dos vertientes: por un lado, un paisaje mediterráneo en la llanura con predominio de encinas alcornoques y robles; por otro, en las cumbres de las sierras dominaría un paisaje característico de las zonas montañosas con predominio de coníferas”.


Según comandopreston.blogspot "La cueva del Boquete de Zafarraya no era un lugar de hábitat, ni tan siquiera estacional ya que era usada como un alto de caza con presencia humana de escasos días e incluso horas"

 Desde el punto de vista económico nos comenta que los ocupantes de la Cueva del Boquete de Zafarraya, hubieron de tener a su alcance un ecosistema realmente privilegiado ya que a la rica variedad general se uniría la existencia de una importante riqueza en recursos económicos dado que, además de contar con una caza abundante, tenían a su fácil alcance abundante madera y otros productos más propios para la recolección.

 Castillo Rivas nos concreta el área de explotación de recursos del yacimiento: “es bastante amplio, abarcaría la Sierra de Alhama, hasta la mesa de Zália, la falda sur de Sierra Gorda y la falda norte de Sierra Tejeda, además de toda la extensión del poljé de Zafarraya, siendo el área que ofrecería más posibilidades económicas el Llano de Zafarraya, donde debido a sus características hidrológicas y vegetales tuvo que funcionar como un bosque de encinas, alcornoques y robles.

 En resumen, el área de captación de recursos se muestra bastante extensa, con grandes posibilidades ganaderas y cinegéticas y, en menor medida, agrícolas”.

 No olvida la privilegiada situación estratégica en el pasado del Puerto de Zafarraya, desde donde se domina desde el Castillejo hasta el poljé, y la entrada a éste desde Alhama hasta el Llano así como toda la cuenta del río Vélez hasta la costa, sin olvidar el propio control del paso del territorio de Zafarraya. Así el yacimiento hubo de tener una actividad primordialmente pastoril, una cueva ocupada por pastores que subían en verano sus rebaños desde los pastos más secos de la tierra más baja”.

 Refiriéndose a las campañas de excavaciones que se realizaron en diversos años de las décadas de los ochenta y noventa del pasado siglo, indica que todo el material, referente al tiempo prehistórica que aborda, tuvo su origen en un nivel superficial de sedimentos revueltos: “Por lo tanto, es el estudio de las formas, técnicas y motivos el que permite establecer un orden o secuencia cultural que, de alguna forma, puede suplir la falta de estratigrafía. En la cerámica decorada las técnicas utilizadas han sido la impresión, la incisión, los cordones en relieve y la pintura a la almagra; además es bastante frecuente encontrar asociadas dos o más técnicas en la decoración de un vaso. En Zafarraya está ausente la cerámica cardial, todos los motivos impresos de las cerámicas de este yacimiento son propios de los momentos avanzados del Neolítico”.


Gráfico; Comadopreston.blogspot

 Sintetizando, esperamos que con un mínimo acierto, de lo contrario pedimos perdón, las acertadas conclusiones del trabajo de María del Carmen Castillo Rivas: “La técnica incisa es la más usada en la decoración de la cerámica después de la decorada con cordones en relieve. El grueso de la cerámica lo constituye aquella que tiene los cordones en relieve hay que destacar la variedad en los cordones: lisos, impresos, incisos y con pintura a la almagra.

 La cerámica pintada a la almagra constituye el 12,5 % de la cerámica decorada del yacimiento, son pocos ejemplares pero si heterogéneos. La cerámica lisa, por su parte, constituye el 36,84 % del conjunto material cerámico, dentro de este grupo se han reconocido formas como cuencos, fuentes, platos y ollas, sin olvidar un fondo cónico y diferentes tipos de asas.

 La piedra pulimentada se caracteriza por formar parte de la innovaciones técnicas del Neolítico, así en el conjunto de Zafarraya se ha estudiado como piedra pulimentada un cincel de ofita con claros paralelos en conjuntos del Neolítico Final.

 Un elemento característico del Neolítico son los brazaletes de piedra pulimentada, los de Zafarraya están realizados en mármol y los hay de diferentes tipos: anchos, finos, lisos, estriados y con pintura a la almagra.
El material de la Cueva del Boquete de Zafarraya, desde el punto de vista cultural, permite, dos posibilidades: Una, contemplando la posibilidad de que el material proceda de una misma unidad estratigráfica, sitiada en un momento transicional del Neolítico Final a la Edad del Cobre, teniendo en cuenta las características de los materiales y los paralelismos con otros que poseen fechas de C-14 y estratigrafía, hay que indicar que el marco cronológico más adecuada estaría situado en torno a los inicios del III milenio.

 Suponiendo que este proceda de más de una unidad estratigráfica, inicialmente situada en los inicios del Neolítico Final hacia la transición del Cobre, hay materiales aún que pueden situarse en el Neolítico Medio.

 En resumen, si se toma la posibilidad de que el material procediera además de una unidad estratigráfica, situada desde el punto de vista cultural en el Neolítico Final hasta la transición a la Edad del Cobre, debería suponerse un marco cronológico de mediados del IV milenio para materiales de la Cueva del Boquete de Zafarraya de los tratados en este estudio”.