Diego de Merlo, el primer alcaide cristiano de Alhama


 Participó y fue decisivo en la elección de Alhama para ser atacada. Igualmente en la de su defensa y conservación. Destacó entre los heroicos e históricos caballeros relacionados con la ciudad y fue su primer alcaide. Los Reyes Católicos siempre reconocieron y destacaron su ejemplar lealtad y probada valentía.


“Alhama, histórica”
Andrés García Maldonado
Diego de Merlo, el primer alcaide cristiano de Alhama

 Hablábamos hace unas semanas del último alcaide moro de Alhama, el que tan triste fin tuvo. Hoy vamos a iniciar la serie de singulares caballeros que desempeñaron este cargo en aquellos mismos años de la guerra de Granada por parte de los cristiano. Nada más una síntesis de la biografía de los mismos relacionada con nuestra ciudad, es un claro exponente más de la importancia de Alhama en aquellos decisivos momentos de la Historia de España.

 Al hablar del marqués de Cádiz, como escribió Juan de Mata Carriazo, el historiador que mayor y más rigurosa aportación ha efectuado en relación a la guerra de Granada, comentamos que probablemente los tanteos preliminares para decidirse el ataque a Alhama por parte de los castellano-andaluces fueran del mismo marqués, si es que no actuaron ya desde esos inicios conjuntamente, pero que en la empresa tuvo igualmente una enorme importancia y transcendencia Diego de Merlo, asistente mayor de Sevilla o, lo que vendría a ser igual, máximo representante de los reyes de Castilla en esta parte de sus reinos.

 El caballero Diego de Merlo, destacado en todo momento y circunstancia como uno de los más fieles y valerosos capitanes de los Reyes Católicos, inteligente y excelente estratega para la lucha contra los musulmanes, convirtiéndose en un héroe de esta guerra, nació en Valdepeñas, aunque no tenemos noticia del año de su nacimiento, podemos aproximarnos a que hubo de ser hacia la década de los treinta del siglo XV.

 El cronista Palencia, al referirse a la inminencia del inicio de la guerra de Granada y, más concretamente, al decidido propósito de los reyes de llevarla a cabo, efectúa la siguiente referencia en torno a Diego de Merlo: “Al tanto de los levantados propósitos de los reyes, recibieron algunos servidores secreto encargo de encomendar el asunto a Diego de Merlo, asistente de Sevilla, como hombre muy a propósito por su carácter para semejante empeños, y que ponía tanto más interés en el cumplimiento de las comisiones que los reyes le daban cuanto más numerosas eran, sin tener para nada en cuenta dificultades o necesidades públicas... Conocido el deseo de los reyes de apoderarse de alguna plaza o fortaleza de los granadinos antes de declararles abiertamente la guerra, empezó a disponer lo necesario para satisfacerles. Don Fernando le comunicaba por cartas cuantos planes se daban relativos a la empresa, y, a su vez, Merlo le proponía las medidas que consideraba necesario adoptar en Andalucía”.

 Tras la toma de Zahara por los musulmanes granadinos, en diciembre de 1481, los Reyes Católicos mandaron a su asistente, así como a los adelantados y alcaides de las fronteras de Andalucía y Murcia, que vigilasen asiduamente y estuviesen siempre prestos a rechazar cualquier posible ataque por parte de los moros, al tiempo que disponían que se estudiase un posible plan de ataque por parte de los castellano-andaluces, lo que compartían plenamente los noble andaluces, impresionados, como todos los cristianos de la frontera, por la sorpresa de Zahara.

 Aquí, el mismo Carriazo, indica que la iniciativa en esto fue de Diego de Merlo quien, ya desde tiempo antes, había enviado a espías -escuchas- y adalides para que obtuviesen adecuada información sobre la situación y defensa de distintas fortalezas del reino de Granada, siendo Juan Ortega de Prado el que propone, como ya hemos visto, y así se decide, que el ataque sea a la plaza de Alhama, por la confianza en su situación y ubicación de la fortaleza que tenían los moradores de la misma. Así, se lleva a efecto la empresa bajo la dirección del marqués de Cádiz, contando con la plena participación y decisión en las medidas que se iban adoptando del asistente de Sevilla, Diego de Merlo.

 Se produce la heroica toma. Heroísmo de estos capitanes y soldados castellano-andaluces para la conquista, defensa y resistencia. Lo primero de ello vencida la valerosa respuesta que llevaron a cabo, calle por calle y casa por casa, los alhameños musulmanes. Por los cristianos se decide la conservación de la ciudad-fortaleza, en lo que también tuvo una gran participación el mismo asistente de Sevilla. Tras el primer asedio de los musulmanes granadinos, cuando tuvieron que levantar el cerco al acudir el duque de Medina Sidonia, Enrique de Guzmán, éste y Diego de Merlo hacen también las paces junto a los muros de Alhama, dado que había entre ambos y desde hacia tiempo evidentes roces.

 Diego de Merlo es quien, por voluntad propia y siempre con el deseo de servir mejor a sus reyes, el que queda como jefe de las tropas y primer alcaide de Alhama, con el propósito de entregarla al rey de Castilla, siendo así en el primero de una histórica relación de alcaides de Alhama que sobresalieron por su valentía y acierto en defender y conservar tan valiosa ciudad-fortaleza.

 Esta misma postura de lealtad hacia los reyes, es correspondida por éstos en todo momento. Concretamente, cuando en julio de 1483 el rey Fernando envía una carta desde Córdoba, en la que dispone una investigación sobre donde habían ido a parar ciertas provisiones que desde Sevilla se enviaban a la ciudad de Alhama, que se pagaron pero no llegaron a su destino, produciéndose fraude y encubrimiento -esto de la corrupción no es nuevo-, escribe.”...la ciudad de Alhama se tomó de los moros enemigos de nuestra Santa fe católica por Diego de Merlo, mi asistente que fue de Sevilla”.

 Además de organizar y dirigir la conservación y defensa de la ciudad-fortaleza de Alhama, ya en abril de aquél año de 1482, Diego de Merlo y sus tropas, hacen frente heroica y acertadamente al segundo cerco que pone a Alhama el rey de Granada, Muley Hacen. El asedio se inicia, probablemente, el 14 de abril y dura hasta que los moros tienen noticia de que llega importante ejército castellano al mismo mando del rey Fernando, ya a finales de ese mes. Fue este cerco quizá el más duro y difícil para los defensores de la fortaleza, dado el enorme número de tropas musulmanas que acudieron, desde todo el reino de Granada, a la llamada de su rey, con el decidido empeño de recuperar la ciudad a toda costa, fuese como fuese.

 Hacia el 29 de abril, llega el rey Fernando y sus tropas a Alhama, con unos ocho mil de caballería y diez mil peones, acompañado de grandes señores, entre los que se encuentra el cardenal de España, Pedro González de Mendoza. Tanto el rey, en especial, como estos nobles, agradecen y felicitan a Diego de Merlo por su heroísmo en la defensa de la ciudad, así como a sus tropas.

 Lo más probable es que el relevo que se hace entonces de alcaide y jefe de las tropas, se efectuase cuando se inicia la marcha del rey de Alhama, acompañándole Diego de Merlo. Por lo tanto, antes de ser nombrado Luis Fernández Portocarrero como nuevo alcaide, se llevó a efecto la consagración de las tres mezquitas principales en iglesias de la Encarnación, San Miguel y Santiago, asistiendo a estos solemnes actos como alcaide de la ciudad Diego de Merlo.

 Cuando en el último tercio del mes de julio de 1482 los reyes comunican a Sevilla, nuevamente, la importancia de tener la ciudad de Alhama pertrecha y guarnecida, manifestando que el nuevo aprovisionamiento de la misma ha de efectuarse con mucha gente, indicando el mismo rey Fernando que él irá en persona, trayendo a Alhama cuanto fuese necesario para que ésta quedase abastecida hasta bien entrada la primavera del año siguiente, concretamente hasta abril de 1483, escriben: “En el reparto de las gentes que necesita llevar para esta entrada, han correspondido a Sevilla 300 lanzas a la jineta y 4.000 peones, ballesteros, lanceros y, lo más que se pueda, espingarderos; los cuales deben ir con el pendón de la ciudad y al mando del asistente Diego de Merlo, y estar en Écija el 10 de agosto próximo, con talegas para quince días”.

 Pero Diego de Merlo, hacia finales de julio de aquel año de 1482, ya se encuentra enfermo, el mismo rey Fernando, en una carta fechada el 29 de julio, manifiesta que ha tenido noticia de que el asistente se encuentra enfermo y, por ello, no puede intervenir en la organización de este abastecimiento a Alhama, por lo que envían a su trinchante Gerónimo de Valdivieso con los correspondientes poderes para hacerse cargo de mencionada misión, aunque manifestando el rey que “Nos escribimos a Diego de Merlo, nuestro asistente de esa dicha ciudad, pues él no está tal, que vea un caballero de ella, cual a él pareciere, y lo nombre, para que aquel traiga cargo de ella”.

 Con este abastecimiento, que fue también socorro contra el asedio que en aquellas fechas volvió a levantar Muley Hacen sobre Alhama, se palió en algo la amargura del fracaso ante Loja por parte de las tropas castellano-andaluzas, pero Diego de Merlo ni pudo participar, si sobrevivió en mucho tiempo a ello, ya que fallecía en aquél mismo mes de agosto de 1482.

 Como escribe Carriazo, “Diego de Merlo había merecido bien de los reyes, y del país, por su entusiasmo y eficacia en la conquista y defensa de Alhama. Los reyes le tenían prometida la sucesión en la alcaldía de los alcázares y atarazas de Sevilla a su hijo Juan de Merlo, y se la confirmaron con fecha de 16 de Septiembre”.

 Nuevamente, en honor a la realidad histórica y al mismo e insigne Diego de Merlo, el primer alcaide de Alhama, tras su conquista para Castilla, fue él y no, como se ha afirmó hace unas décadas y algunos han venido manteniendo erróneamente, García Maldonado, como se dice en la lápida que se colocó, creo que a finales de los años cincuenta, en la capilla situada en nuestra iglesia parroquial junto a la sacristía, y que textual y equivocadamente dice:

AQUI YACE DON GARCIA MALDONADO
CABALLERO DE CALATRAVA
CONQUISTADOR Y PRIMER ALCAIDE
DE LA CIUDAD DE ALHAMA
POR LOS REYES CATOLICOS
FINO AÑO 1504

 Pero de esta historia y alcaide que fue don García Maldonado, como del error cometido en los años cincuenta, ya hablaremos en su momento oportuno, no sin dejar de comentar la paradoja que haya sido precisamente yo, un Maldonado alhameño descendiente, a lo largo de estas últimas décadas, ya prácticamente medio siglo, quien más haya dejado claro el equívoco de dicha placa que todos los alhameños, alguna vez, hemos leído.