Jayena vendida por el marquesado de Campotéjar por un millón de pesetas

Jayena


Aquel año de 1923 fue un año difícil y de revueltas en los pueblos que hasta poco tiempo antes fueran posesión del marquesado de Campotéjar.

 Los pueblos de Campotéjar Dehesas Viejas y Jayena, que habían sido vendidos por el marquesado a la sociedad Garrido, Romero, Rojas y Compañía. Gran parte de la prensa a nivel de todo el país se hizo eco de una u otra forma de los problemas, las protestas y manifestaciones que los vecinos de estos pueblos protagonizaron en la lucha por su subsistencia, ese año, y que tuvieron una gran resonancia nacional. Implicados en el tema estuvieron además de otras personalidades, el Conde de Vallellano, figura significativa en la política futura española, (sobre todo en la dictadura franquista) con su partido Social Popular y Juan Francisco Correas religioso activista sindical.

 Una situación muy bien detallada por el canónigo de la catedral de Granada, Juan Francisco Correas, gran y activo propagandista del sindicalismo agrario católico de la época. A este tenor cuando menos sorprende, que, en la defensa de los vecinos de estos pueblos, acudieran estas figuras públicas. Se aportan varios recortes de prensa de los numerosos que existen. Se han escogido y transcrito dichas crónicas en especial, porque a mi juicio son interesantes tanto por los datos que aportan, como por la precisa descripción que en ellos se realizan de la situación social de dichos pueblos, describiéndose el retrato real del contexto cotidiano de los vecinos de los tres pueblos. Las crónicas se recogen en la revista Asturias agraria, con el título “Adhesión a una campaña”, El debate con un artículo que no transcribimos completo por su extensión, firmado por el mismo Juan Francisco Correas bajo el título “La ilicitud en la negociación”, La corresponsalía de España diario universal de noticias y la Voz de Madrid.

 Hay que señalar que los hechos aquí descritos ocurrieron entre mayo y junio de 1923, casi tres meses después tuvo lugar el golpe de Estado del capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, (el 13 de septiembre de 1923), lo que posiblemente influyó, de manera decisiva en el desenlace de lo sucedido en cuanto a protestas y demandas de los vecinos de estos pueblos, y que ello no llegara a un fin satisfactorio para estos. Pues las personalidades políticas y públicas de más relevancia que apoyaron la causa, fueron afines al nuevo régimen dictatorial, aunque el análisis de ello no concierna en esta crónica, que solo pretende traer a colación el instante histórico acotado a ese momento.

 Jayena fue vendida en 1.000.000 de pesetas por el marquesado a la sociedad Garrido, Romero, Rojas y Compañía, que la revendió en 2.700.000,00 pesetas. No nos consta que el padre Correas actuara de mediador en los procesos de venta de Jayena entre las partes -Sociedad y compradores, hecho que, si sucedió en Campotéjar, por ejemplo. Pues no parece por lo que se desprende de la lectura de los artículos expuestos, que los vecinos de Jayena participaran de manera muy activa en las manifestaciones. De hecho, Jayena no formó parte del sindicato nacido para la defensa y lucha de los derechos de estos pueblos creado por el Padre Correas. Juan Francisco Correas fue un seminarista seguntino que, después de ser ordenado sacerdote, anduvo buena parte de la geografía hispánica estableciendo sindicatos católicos agrarios. Sacerdote, activista, escritor, periodista, y propagandista social católico, también tuvo que ver en el nacimiento del Partido Social Popular, el primer partido democristiano español, aunque de corta vida. En la Dictadura de Primo de Rivera Correas se sumó con entusiasmo a los círculos políticos cercanos del entorno dirigente del dictador. En el mismo sentido orbita el marqués de Vallellano. Por último transcribimos un artículo publicado un año antes en 1922 por el mítico periódico de El Sol, donde ya se hacía eco de la fatal situación que estos pueblos vivían.

Asturias agraria: revista quincenal de cuestiones sociales: Asturias...: revista quincenal de cuestiones sociales



ADHESIÓN A UNA CAMPAÑA
 Nuestro muy querido amigo, el hoy canónigo de Granada, D. Juan Francisco Correas, apóstol insigne y conocidísimo de la Sindicación agrario católica, que por cierto muy pronto pasará una temporada entre nosotros y visitará no pocas aldeas y Sindicatos asturianos, donde dejará oír su palabra sincera y ardiente, acaba de fundar en dicha hermosa ciudad un periódico titulado Tierra Andaluza, que tiene por principal objeto y razón de su existencia una de las causas más simpáticas y dignas de ser sostenidos por un sacerdote. Unos pueblos de aquella provincia se ven amenazados de una ruina completa, estruja-dos, tiranizados, explotados miserablemente por unos caballeros que, tomando muy en serio todas estas cosas que los enemigos de la Democracia Cristiana andan predicando desde las más altas tribunas de la Prensa «conservadora», proceden como si la propiedad no tuviera deberes, como si la propiedad del hombre sobre la tierra fuese, como la de Dios, absoluta, como si el mero hecho de tener un título de propiedad de una parte del globo diera al dichoso poseedor patente de corso para atropellar con todo y a todos... Dicen esos nuevos moralistas, incansables repetidores ¡a estas alturas! de las brutales doctrinas del liberalismo económico, basadas en el «jusutendi et abutendi», que son unos socialistas y unos comunistas y no hay para qué añadir que unos vitandos «modernistas sociales», cuantos de alguna manera limitan o pretenden limitar los derechos del propietario... ¡Así lo han aprendido los que han colocado a los vecinos infelices de los granadinos pueblos aludidos en la necesidad de acudir al Sr. Correas en demanda de un apoyo que nuestro generoso amigo les está prestando en forma admirable! El periódico nació para defender a esos pobres pueblos...

 Los pueblos de Campotéjar, Dehesas Viejas y Jayena aparecían, o mejor dicho, porque la cosa no está muy clara, venían siendo o pasando por propiedad de los señores Marqueses de Campotéjar. Y decimos que no está claro porque no aparecen más títulos de propiedad que unos informes posesorios, que por cierto se hicieron llevando como testigos a los mismos vecinos, amenazados de desahucio si no «eran buenos chicos» ... Además, se prometió a esos vecinos que ellos serían siempre los preferidos para la compra de las numerosas fincas, si por ventura se vendieran. Y se vendieron... a una sociedad que se llama «Sociedad Garrido, Romero, Rojas y Compañía», aunque los pueblos interesados no se durmieron y trabajaron lo indecible para que se cumpliera la palabra de preferirlos a ellos en la venta. Aquellos pobres pueblos de labradores llegaron a conseguir poder entregar a los Marqueses de Campotéjar dos millones y medio de pesetas por los bienes de que aparecían dueños; pero nada consiguieron. Dejando a un lado pormenores no indispensables, los mismos representantes de dicha Sociedad se avistaron con los representantes de los citados pueblos y les ofrecieron el oro y el moro si no insistían en su pretensión de adquirir las tierras que venían regando con su sudor desde niños y que habían chupado el sudor de sus padres y de sus abuelos y de tantos y tantos ascendientes... Realizada la compra de todos aquellos bienes por la indicada Sociedad los señores Marqueses de Campotéjar estaban y continúan sin novedad en Italia y ni poco ni mucho se han preocupado de «sus» pobres colonos, de los infelices labriegos que les estuvieron sosteniendo con sus sudores durante tantos años llegó el momento de cumplir las promesas del moro y del oro... Y las cumplieron anunciando las fincas en venta, dejando para arrendamiento sólo algunas parcelas y amenazando con explotar directamente las fincas y con venderlas a los extraños si los vecinos que las venían cultivando se negaban a adquirirlas... a los precios módicos que vamos a ver. Queda dicho que los vecinos de Campotéjar, Dehesas Viejas y Jayena„ en su noble y santo afán por quedarse con las fincas que toda la vida cultivaran, habían conseguido reunir y ofrecían por ellas dos millones y medio de pesetas. Pues bien, la Sociedad de marras adquirió todos aquellos terrenos en sólo dos millones, ¿Que así, los pueden ceder más baratos a los llevadores de los pueblos mencionados? Sí, buenas y gordas: ¿para qué están ahí los defensores incansables de la propiedad sino es para decir y convencer a los propietarios de que deben hacer como tales lo que les venga en gana? • Acompañados de veinte y tantas parejas de la Guardia civil ironías de la realidad, porque la Guardia civil se creó para cosa bien...distinta, se personaron en la casa «señorial» de Campotéjar los representantes de la consabida Sociedad y vendieron las fincas de este modo: los compradores abonarían de presente el 20% del importe; el resto lo pagarían en el plazo de cinco años, y entre tanto abonarían un interés del 7% anual por las cantidades no satisfechas; el incumplimiento de cualquiera de estas cláusulas invalidaría el contrato, volviendo las fincas a la Sociedad, que se quedaría además con el 20% de las cantidades entregadas, fueran las que fueran. Pero con ser esto tan gordo no es lo principal, lo más grave y más irritante viene ahora: se vendieron a la Sociedad: Las fincas de Campotéjar en 600.000 pesetas, las de Dehesas Viejas en 400.000 pesetas. Las .de Jayena en 1.000.000 pesetas. Total, como queda dicho, DOS MILLONES de pesetas. Y se vendieron a los pobres llevadores que las adquirieron ante el temor de quedarse en la calle: Las de Campotéjar en 2.600.000,65 pesetas. Las de Dehesas Viejas en 2.059.495,55 pesetas. Las de Jayena en 2.700.000,00 pesetas. Total, SIETE MILLONES TRESCIENTAS CINCUENTA Y NUEVE MIL CUATROCIENTAS NOVENTA Y SEIS pesetas con veinte céntimos. . Es una pequeña ganancia para realizada en unos meses... Naturalmente, los pobres compradores abonaron el 20% primero, empujados por la necesidad, pero el precio excesivo de las fincas y la pérdida de cosechas les hace imposible continuar pagando el resto y ahora lá estrujan ferozmente los de la Sociedad poniéndoles el dogal al cuello y pretendiendo llevar a la práctica la última cláusula del contrato leonino ya especificado... Esos pueblos se ven en la mayor de las angustias, y en esa situación lamentable acudieron al Sr. Correas, cuya labor por los labradores en una gran parte de España conocían, y ese entusiasta sacerdote ha echado sobre sus hombros la defensa de aquellos infelices... El les dice que no está sólo, que con él los defienden todos los hombres verdaderamente cristianos de España y entre ellos les cita a los que escribimos esta revista... Desde luego, a su lado nos tiene en absoluto el infatigable apóstol de los campesinos andaluces, y en prueba de ello vayan por delante estas pocas líneas de adhesión a su hermosa campaña de redención y de justicia... LA SECCIÓN DE PROPAGANDA
 
El Debate: Año XIII Número 4318 - 1923 mayo 19
La Ilicitud en la negociación
 La casa señorial de Campotéjar poseía tres pueblos: el que daba nombre a su señorío, Dehesas Viejas y y Jayena, perteneciente este último al partido judicial de Alhama y al de Iznalloz los otros dos. Durante muchas generaciones los marqueses venían cediendo en arrendamiento a los vecinos de sus pueblos la totalidad de sus tierras siendo las rentas a soportar soportables con raras excepciones. De este modo los vecinos de aquellos tres pueblos, aunque manteniendo una lucha cruel y sin treguas con la acritud de las tierras lograban ir sosteniendo la vida, lo cual no era poco para ellos, plantas del terruño resignadas y humildes. En 1919 coincidiendo con el alza enorme del valor de las propiedades rústicas los marqueses de Campotéjar decidieron al fin vender las suyas y aunque ya hubo un conato de interposición entre la casa vendedora y los pueblos estos lograron imponerse y la administración de Los marqueses concertó directamente con las Comisiones de Campotéjar y Dehesas Viejas la venta de ambos pueblos a sus vecinos en el precio total de 2.500.000 pesetas.

 Los vecinos, imponiéndose sacrificios sin cuento, buscaron ahincadamente suma, de tal importancia, hasta que la encontraron al cabo; y cuando con la satisfacción del triunfo se presentaron a la administración del marquesado para la formalización. del contrato, i oh asombro!, recibieron la nueva de que se habla concertado la venta con otros señores, terceros en discordia, prefiriéndolos a los pobres pueblos burlados. Telegrafían las Comisiones directamente a la señora marquesa; la contestación no ha llegado todavía-. Los pueblos siguieron luchando con aquel nuevo poder que ya se denominaba. «Sociedad G. R. R. y Compañía» ; pero todo inútil, porque ni fueron atendidos ni idos, ni aun recibidos, hasta que quedo consumada aquella operación sin precedentes.

 ¿Os imagináis la vuelta de aquellos hombres a sus hogares, sintiéndose seguidos de cerca por la miseria, en el más negro desamparo?

 Dueña ya de los pueblos la Sociedad interpuesta, pone a sus habitantes en el dilema de comprar o emigrar, pues si se negaban a adquirir las tierras en las condiciones que se les impusieran, vendrían al punto gentes extrañas que no serían tan escrupulosas. Acude la Guardia civil a los pueblos para mantener el orden, acompañando a los miembros de la Sociedad, y éstos, utilizando todos los medios van imponiendo los contratos.

 Hablen los números. Al público van las cifras en la seguridad de que nadie se atreverá a intentar la más pequeña rectificación. La suma en que los tres pueblos en cuestión fueron adquiridos por la sociedad es la de 2.000.000 de pesetas. La suma importe total de la reventa asciende a 7359000 pesetas. El pago por parte de los vecinos había de verificarse en cinco años percibiendo la Sociedad un 7 por 100 de interés sobre las cantidades aplazadas.

 La rescisión se impone a veces en condiciones tan gravosas que según una operación de esta naturaleza que tengo a la vista, al abandonar de nuevo las tierras a la Sociedad por causa de la rescisión le fue devuelta a un vecino de Campotéjar la séptima parte de las cantidades que hasta la fecha llevaba entregadas.
Con estos antecedentes a nadie extrañará que los pueblos se vieran en la imposibilidad de pagar uno de los plazos estipulados, Me buscaron para que les amparase, funde Sindicatos católicos agrarios y estos confiaron su defensa al letrado Don Benito Pabón y Suarez de Urbina.

 Y he llegado al punto culminante. El señor Pabón me leía últimamente una admirable denuncia dirigida al fiscal de su majestad en la audiencia de Granada, denuncia en la que se estimaba que la Sociedad Garrido Romero Rojajas y Compañía, era de aquellas que, según el número 1 del artículo 198 del Código Penal, habían de ser consideradas como ilícitas. Quedé pensativo. ¡Es horrible! El peso de un millón de libros formularios ahoga el vuelo intelectual, no nos deja remozar nuestras leyes caducas. ¿Sociedades ilícitas?... Y temblamos, porque eso no se ha dicho todavía desde las columnas de la Jurisprudencia.

 A los Tribunales se va a someter el problema, y es ya hora de que una afirmación rotunda de la Justicia nos diga que una. Sociedad que se constituye con el solo fin de la interposición, logrando ganancias fabulosas, llevando como secuela, a la ruina, a la desesperación y a la disolución a tres pueblos enteros, es ilícita ante 1a moral universal y ante las leyes; que el beneficio obtenido en la negociación, aunque esté encuadrado en el marco de un formulario, no puede subsistir cuando está amasado con la sangre, con la miseria de los que trabajan la tierra; que allí donde la interposición empieza acaba la licitud, aunque la licitud se revista de la solemnidad del ropaje jurídico.

 Y por la gravedad del caso, puesto que su resolución ha de constituir norma para lo sucesivo, yo me permito emplazar en estas columnas a nuestros c grandes pensadores, a todos los que se consideren obligados a cooperar a la más acertada resolución del problema, y nominativamente al señor Rodríguez Marín que me dio pie para este artículo. 

 Estimo en conciencia que todos ellos antes que la Justicia falle deben exponer públicamente su criterio, y estoy seguro de que así han de hacerlo, porque nunca, desoyeron los gritos de angustia. de los que sufren lacras sociales
Juan Francisco CORREAS Granada, mayo de 1923
La Correspondencia de España: diario universal de noticias: Año LXXVI Número 23632 - 1923 junio 21



Un mitin de protesta
Venta de varios pueblos
 Granada, 21. -En !a tarde de ayer unos cuatrocientos labradores repartieron por las calles proclamas anunciando el mitin que se ha celebrado en la madrugada para protestar contra la venta realizada por los marqueses de Campotéjar de los pueblos de Campotéjar, Jaycna y Dehesas Viejas a una Sociedad anónima que impone duras condiciones a sus antiguos colonos. Al mitin acudieron más de tres mil personas, presidiendo el conde de Vallecano. Hizo uso de la palabra el abogado señor Benedicto Torralba, quien atacó duramente a los citados marqueses que no han querido aceptar la proposición que los colonos hicieron ofreciendo comprar los terrenos por la misma suma que aquella Sociedad. Combatió los procedimientos que ésta emplea imponiendo compras y aumentando en cinco millones de pesetas su verdadero valor. Dijo que los obreros aceptarían un arbitraje. Él Sr. Serrano Rodríguez, abogado de Jaén, arengó a los colonos para que mantengan una actitud correcta, seguros del triunfo, y rechazó el calificativo de revolucionarios que les aplican. El Sr. Illanes Ríos, concejal sevillano, fué aplaudidisimo. Por último, el conde de Vallellano explicó la intervención en este acto del partido Social Popular, que no es político, y solo se interesa de las cuestiones sociales. Después se organizó una manifestación de carácter pacífico, en la que no se registró el menor incidente.

La Voz (Madrid) 20-06-1923
Señoríos que se acaban
La manifestación y el mitin de ayer en Granada
GRANADA 20 (1,30 m.).-Ayer se celebró una manifestación en la que tomaron parte numerosos vecinos de los pueblos de Campotéjar y del de Dehesa Viejas, que vinieron a Granada para asistir al mitin celebrado esta noche a fin de exponer ante la opinión el problema agrario planteado en ambas localidades. Presidieron la manifestación el conde de Vallellano y otras personalidades del partido social popular. El orden fue completo. En el teatro Gran Capitán se celebró a las diez de la noche el mitin organizado para ocuparse de este asunto. Hablaron el abogado de Granada D. Benedicto Terrada, el cual expuso los antecedentes del problema y la forma en que fue hecha la venta por propietarios de los citados pueblos, anteriores a los marqueses de Campotéjar, a la Sociedad Anónima Granadina.

 Esta venta se verificó con daños para los colonos de las tierras, que intentaron después comprarlas directamente; pero la Sociedad se Interpuso para evitar dicha compra, y luego ella las ofreció en reventa a los colonos en condiciones onerosas, que éstos no pudieron aceptar ni cumplir. Estima que los contratos entre los colonos y la Sociedad son nulos por haberse hecho bajo una presión que coarta la libertad esperando que los Tribunales de justicia resuelvan en favor de los colonos, a los que alienta a persistir en la resistencia. Termina proponiendo en nombre de Ios pueblos un arbitraje imparcial que resuelva satisfactoriamente el pleito. El Sr. Serrano, abogado de Jaén, pronuncia un fogoso discurso exponiendo cuál es la obligación cristiana con los pobres y reclamando la ayuda de los católicos para hacer triunfar a la justicia. Don José Luis Illanes, concejal de Sevilla, expone el caso de Campotéjar y Dehesas Viejas como síntoma de la actual organización social española. Recomienda al pueblo que mantenga una actitud correcta, pero enérgica, hasta resolver el problema, y se muestra conforme con llegar al arbitraje. El conde de Vallellano relata la Intervención en este asunto del partido social popular, que prestará todo su apoyo a los colonos aceptando el arbitraje, que deberían ejercer representaciones del Instituto de Reformas Sociales y del Instituto de Previsión, y, en último término, el rey, a quien dedica calurosos elogios. El orador se compromete a llevar la solicitud de la intervención real ante las gradas del trono.) Expone la doctrina del partido social ante problemas de esta índole, que deben resolverse con caridad cristiana y haciendo triunfar siempre la verdad y la justicia. Todos los oradores fueron muy aplaudidos. El acto terminó a las doce y media de la noche. (Febus.)

 Llamamos la atención del Gobierno acerca del conflicto a que se refiere el telefonema anterior. Se trata de un problema de señorío muy parecido al que se planteó en el Soto de Roma, y que fue resuelto gracias a la intervención de D. José Moróte. Los marqueses italianos de Campotéjar cedieron su disputado señorío a una Sociedad particular. Y los colonos de Campotéjar y Dehesas Viejas, que de padres a hijos vienen cultivando las tierras de dichos términos municipales, luchan ahora contra esa Sodedad como lucharon contra los marqueses italianos. En el siglo XX los señoríos no «tienen razón de ser. Se van acabando en todas partes. Un nuevo derecho sucede al medieval y a sus supervivencias de orden jurídico. El hecho de que un partido derechista, como el social popular, se haya puesto al lado de los colonos granadinos es altamente sintomático. Por cierto, que nos extraña que las izquierdas granadinas no hayan ayudado a éstos, y que, antes, al contrario, uno de sus periódicos los combata.


Ya en diciembre el Sol daba la voz de alarma

El Sol 30 de diciembre de 1922
Temas regionales: LOS EXPLOTADORES DE LA TIERRA
 España conquistó el reino de Granada, para la cruz y para la nobleza. Las tierras arrancadas por la fuerza al infiel, fueron repartidas a los nobles capitanes de las huestes de los reyes cristianos. Muchos no se conformaron con poseer la tierra, sino que dieron su nombre a los caseríos. El conquistador no quiso la tierra para trabajarla, sino para poseer su producto, para vivir de ella a costa del trabajo de los vencidos. En Granada hay un pueblo, Campotéjar, sobre el cual pesa este Viejo dominio. Los Reyes Católicos dieron al marquesado de Campotéjar una parte de la tierra arrancada a los árabes. Era el botín amparado y permitido, base de las nacionalidades existentes. Los marqueses de Campotéjar, llevaron su dominio hasta Dehesas Viejas y Jayena. Es la mancha de aceite de la propiedad, que se extiende lenta, pero segura, sobre los pueblos incultos. Unos reyes magnánimos dieron al marquesado de Campotéjar un trozo de España, a cambio de su cooperación en la guerra. Otro rey, Felipe V, expulsó a los marqueses de España. Nosotros, grandes en todo, no quisimos desposeer a los proscriptos de la tierra ganada con la espada y Ia cruz. Y lejos de España, en Italia, los herederos de los Campotéjar, fueron cobrando, año tras año, el producto de aquella tierra regada con el sudor del pobre bracero andaluz... ! Dos siglos hace que cinco mil vecinos, repartidos en tres Ayuntamientos y tres parroquias, trabajan para el marquesado de Campotéjar. En buena ley, ¿a quién pertenece la tierra que fue arrancada violentamente a los árabes, para entregarla a modo de botín a quien hace centenares de años que ni la ve, ni la administra, ni la trabaja, ni la cuida? O pertenece al Estado, o pertenece a esos tres pueblos que días tras días, la trabajan, entregando, además, una parte de sus productos O quienes, sin títulos de propiedad en regla, se hacían pasar por dueños y señores de ella. El año 1920, año de ventiscas económicas, los marqueses expulsados por Felipe V, se vieron en la necesidad de vender sus propiedades de España. El administrador de los marqueses de Campotéjar—en todo esto, como se ve, hay mucha analogía con el problema del Soto de Roma—dio a los colonos cuenta de esta novedad, y los colonos, tras enormes esfuerzos, reunieron 2.500.000 pesetas, precio en que se tasaron las propiedades del marquesado. La resolución de los colonos fue telegrafiada a Pegli. Había motivo para esperar una solución favorable. Pero, en torno a este asunto, se despertaron nuevas ambiciones. De la noche a la mañana, apareció en Granada una Sociedad titulada Garrido, Romero, Rojas y Compañía, que; puesta de acuerdo con el administrador de los marqueses, ha comprado en 2000.000 pesetas lo que se pudo vender a los trabajadores, que, además, tenían derechos preferentes, en 2.500.000 pesetas. Dueña ya la Sociedad de la tierra que de tal manera había pasado de manos en manos, menos por las manos que la cultivaron y la hicieron producir, y valiéndose de coacciones irritantes, planteó el siguiente dilema a los colonos: comprar las fincas en 7.359.491 pesetas o emigrar. Las condiciones de compra fueron las siguientes: Entrega del 20 por 100 en el momento de firmar la escritura de venta; plazos de cinco años para amortizar el valor total de las fincas, y pago del 7 por 100 de interés. El incumplimiento de alguna de estas condiciones daba derecho a la Sociedad a incautarse de las fincas, con perdida de todas las cantidades entregadas. Con tanto rigor se llevó este compromiso, que recientemente ha recibido un colono, que había entregado 26.000 pesetas a la Sociedad, 4.000 pesetas solamente, y esto por donación caprichosa de la misma. Al presente, los vecinos de Campotéjar, Dehesas Viejas y Jayena están en plena desesperación. No pueden atender los compromisos por que las cargas son superiores a los productos. Han pedido un poco de paciencia a la Sociedad; pero la Sociedad, que se ve otra vez dueña de aquellas tierras codiciadas, se muestra inflexible: o pagar o emigrar. He aquí á lo que vino a parar aquella gloriosa reconquista del reino de Granada, y el triunfo de la cruz sobre la media luna. Los explotadores de la tierra promovieron las guerras en todos los siglos para poseerlas fácilmente. Hoy es peligroso plantear este problema en los dominios de Campotéjar. Legalmente, el Estado puede devolver a la Sociedad esos dos millones y cobrarlos a los colonos. Con ello, no sólo haría una obra de justicia, sino que salvaría de la emigración o del hambre a cinco mil hombres, más dueños de esa tierra que los propios Reyes Católicos que la donaron graciosamente.